El Tortuoso Camino de Marvel para Recuperar su Contenido Original: Una Historia Incómoda

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Marvel y Netflix sostuvieron un acuerdo productivo pero incómodo por más de cinco años, hasta que la llegada de Disney+ vino a cambiar la forma en que se comprende el futuro de colaboraciones en las que no siempre, las ventajas y beneficios son muy claros. Repasemos hasta qué punto la complicada relación entre derechos de autor y popularidad afecta lo que disfrutamos en pantalla.

Después de la muy pública disputa entre Sony y Marvel por los derechos sobre Spider-Man en el cine algo quedó muy claro: las colaboraciones a medias entre compañías basadas en el derecho de autor no siempre son sencillas, mucho más cuando los productos sobre los que se basan las negociaciones tiene el potencial de convertirse en un éxito. La experiencia deja a su paso una nueva interpretación sobre las negociaciones en trastienda, pero además la certeza que se trata de terreno movedizo en la que cualquier acuerdo corre el riesgo de naufragar con facilidad.

Ya Marvel había pasado por una situación semejante, aunque en condiciones radicalmente distintas, después de que la llegada de Disney+ obligara a Netflix a cancelar las series protagonizadas por los personajes de la casa de las ideas que formaban parte de su plataforma. Se trató de una decisión que implicó para Netflix perder parte de su material más popular en catálogo, pero también un reflejo de lo que está ocurriendo detrás de la guerra entre compañías basadas en el derecho de autor y para Marvel/Disney, absorber personajes y experimentos televisivos exitosos con suma facilidad.

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Hasta ahora, las colaboraciones entre estudios y productoras resultaban viables bajo el esquema de ganancias y beneficios compartidos de manera más o menos equitativas. No siempre se trató de procesos del todo sencillos, como demostró la forma abrupta en que terminaron las relaciones entre Netflix y Marvel. Tal pareciera que una vez que las distintas opciones en cable y streaming comenzaron a enfrentarse entre sí en una disputa directa, el mapa de uso y explotación de los distintos personajes e historias, cambió de manera radical y dejó claro que la forma en que se comprende la utilización de marcas alternas puede convertirse en un nudo contra el que debe luchar cualquier producción a futuro.

¿Cuánto afectará un panorama semejante la forma en que disfrutamos de los productos en la pantalla grande y chica? Aún está por verse.

 

(iM-rcc)

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